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En un artículo anterior ("Avivamiento y Orgullo Espiritual", junio 2021) escribí que necesitamos arrepentirnos de nuestro orgullo espiritual colectivo, rogarle a Dios que nos llene de su Espíritu Santo y "sumergirnos en las Escrituras con corazones y ojos humildes, sin agendas". Pero un lector preguntó sabiamente si el analizar más intensamente las Escrituras sólo podría alimentar ese orgullo espiritual, ya que nuestra denominación se ha enorgullecido frecuentemente de la precisión teológica. Concuerdo que hay formas de leer las Escrituras que sólo alimentan nuestro orgullo espiritual. Quiero señalar los peligros de domesticar las Escrituras, ajustándolas a nuestras creencias y agendas ideológicas en vez de acercarnos humildemente a las Escrituras buscando que nuestras mentes y corazones sean transformados.

Los autores de Redeeming How We Talk (Redimiendo la Forma en que Hablamos) distinguen entre teologías sagradas y demoníacas: "Por un lado, el conocimiento de las Escrituras y la teología... es un regalo de Dios como una forma de servir y amar a los demás. Por el otro lado, el conocimiento se convierte en control, poder y autoridad. La primera es teología sagrada. La segunda es teología demoníaca" (p. 131). Ya he citado este pasaje antes, pero vale la pena repetirlo. En lugar de crear en nosotros una humildad que nos ponga de rodillas en oración, como lo haría una lectura adecuada de las Escrituras, la domesticación de las Escrituras se convierte en un escalón para elevarnos espiritual e intelectualmente por encima de los demás.

¿Cómo sabemos si hemos domesticado las Escrituras para alimentar nuestro orgullo espiritual? Existen al menos tres señales principales que pueden indicar que usted está en peligro de ello.

Primero, si usted conoce muchas partes bíblicas individuales mejor de lo que conoce la narrativa bíblica entera. Sin conocer toda la narrativa bíblica y su trayectoria, es fácil manipular partes (versículos y pasajes) de las Escrituras, especialmente estando fuera de contexto, para que encajen con cualquier ideología o agenda que tenga. Si usted siempre justifica sus causas progresistas de justicia social o sus posiciones conservadoras tradicionales en base a citas bíblicas específicas, pero no puede justificarlas igualmente en base a la narrativa global de la Biblia, entonces podría estar en peligro de domesticar las Escrituras.

Segundo, si las Escrituras nunca parecen estar en desacuerdo con sus puntos de vista. Dado que toda la humanidad es pecadora, ningún individuo, grupo o tradición ha acertado en todo. Por lo tanto, no debería sorprendernos si cuando leemos toda la Escritura, y no sólo nuestras partes favoritas, que nos encontremos con pasajes y enseñanzas que empujen contra nuestras zonas de confort intelectuales y emocionales. Tenga cuidado si la Escritura nunca le hace sentir enojado, confundido o incómodo. Si siempre se siente engreído, y en lo correcto en base a la lectura de las Escrituras, está en peligro.

Por último, si las Escrituras no le han sorprendido en mucho tiempo. Ningún ser humano pecador puede agotar todas las verdades y conocimientos de la Biblia. Si no ha aprendido algo nuevo de la Biblia en mucho tiempo, tal vez quiera examinarse a sí mismo. ¿Está leyendo la totalidad de las Escrituras? ¿Está leyendo las Escrituras con honestidad, o simplemente justificando cualquier cosa que perturbe su status quo? ¿O las está leyendo a través de un lente teológico o ideológico? ¿Ha experimentado alguna vez un choque cultural al leer las Escrituras? Si sólo lee las Escrituras como si estuvieran escritas principalmente para usted, su cultura y su tiempo, entonces es casi seguro que leerá las Escrituras incorrectamente en algún momento. Las domesticará convirtiéndolas en un libro moderno occidental.

Recuerde que Satanás también memorizó y utilizó las Escrituras cuando tentó a Jesús en el desierto (Mateo 4:1-11). Necesitamos un acercamiento adecuado a las Escrituras para fomentar el reavivamiento espiritual.

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