Skip to main content
La buena teología no tiene que ver simplemente con la fidelidad y exactitud de la Palabra de Dios, sino que debe incluir un sabio y amoroso uso de la Palabra de Dios.

Me complace presentar en esta edición impresa a los ganadores del concurso de escritura de nuestra universidad (p. 32). Recibimos 46 obras de ensayo de todo Estados Unidos y Canadá. Me encantó ver tantos jóvenes cristianos escribiendo acerca de por qué el cristianismo, en su opinión, todavía es importante.

En esos ensayos, leí que el cristianismo todavía importa porque Dios sigue obrando en este mundo y nos llama a unirnos a él en su obra. Leí que el cristianismo aún importa cuando la iglesia obedece ese llamado para de unirse a la obra de Dios en la restauración de todas las áreas de la vida. Leí que sólo el cristianismo proporciona un marco narrativo que da sanidad, esperanza y significado al sufrimiento en nuestras vidas. Sobre todo, leí que la vida, muerte y resurrección de Cristo son centrales para todo esto. Estos jóvenes escritores estaban haciendo teología.

Noviembre 2018 también marca el 400 aniversario del Sínodo de Dort, el cual elaboró los Cánones de Dort, una de las confesiones de la Iglesia Cristiana Reformada. (Esperen por nuestro artículo conmemorativo en Enero 2019). Yo he tenido ocasiones para hablar sobre los Cánones con estudiantes universitarios. Muchos se preguntan si los Cánones son aún relevantes. La mayoría no pudo entrar en detalles sobre lo que consideran como “sutileza teológica”.

Mi respuesta ha sido que, en su esencia, los Cánones tratan de la salvación, como algo totalmente de la gracia de Dios, de principio a fin. Ni el libre albedrío del hombre, ni la decisión humana, ni cosa alguna pueden quitar la gracia de Dios como el principio y fin de nuestra salvación. En pocas palabras, creo que eso es lo que los Cánones estaban tratando de proteger, preservar y propagar. Eso es algo que yo puedo respaldar, aun si los cristianos pudieran discutir sobre asuntos técnicos de los Cánones.

Pero yo comprendo la impaciencia de la mayoría de los jóvenes sobre las disputas teológicas que originaron los Cánones de Dort. Para ellos, tales debates teológicos se parecen mucho a las “discusiones inútiles” de las cuales previno el apóstol Pablo (2 Tim. 2:14). La mayoría de ellos prefieren ver la fe como una que hace una diferencia tangible para el mundo y las vidas de las personas. Intuitivamente, saben que la buena teología tiene que ver en última instancia con servir a Dios y a la gente.

En su libro Redeeming How We Talk, Ken Wytsma y A.J. Swoboda distinguen dos tipos de teología: “Con una, el conocimiento de la Escritura y teología es usada como una forma para servir a Jesús, a la gente y a la iglesia. La otra, sin embargo, viene a ser un tipo de instrumento de poder y autoridad. Para una, el conocimiento es un regalo de Dios como un medio para servir y amar a otros. Para la otra, el conocimiento se convierte en control, poder y autoridad. La primera es una teología sagrada. La segunda, es una teología demoníaca” (p. 131). La buena teología no tiene que ver simplemente con la fidelidad y exactitud de la Palabra de Dios, sino que debe incluir un sabio y amoroso uso de la Palabra de Dios.

Desafortunadamente, he encontrado demasiados cristianos, incluso pastores, que no pueden reconocer esa verdad. A menudo, su arrogancia de “estar en lo correcto” perjudica el reino de Dios más de lo que lo que promueve. Para algunos, la teología no se convierte en un banco para rodillas que los hace humillarse ante Dios, sino un taburete para elevarse sobre otros. Usan el conocimiento teológico para ganar argumentos y lucir su capacidad intelectual, para controlar a otros y salirse con la suya. Este uso de la teología apaga a muchos jóvenes—y con razón. Por el contrario, la buena teología debe inspirar fe en Cristo, esperanza en la misión de Dios, y amor por Dios y por otros.

Al conmemorar los Cánones de Dort, también arrepintámonos por abusar de la teología y sigamos el ejemplo de nuestros jóvenes en la búsqueda de una buena teología.

We Are Counting on You

The Banner is more than a magazine; it’s a ministry that impacts lives and connects us all. Your gift helps provide this important denominational gathering space for every person and family in the CRC.

Give Now

X