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Ser un seguidor de Cristo significa que estoy llamado a convivir con la gente y a servirles en todos los ámbitos de la vida.

En Navidad celebramos la encarnación, el Hijo eterno de Dios que se encarna y nace como un bebé entre nosotros (Juan 1:14). La encarnación es una razón por la que amo ser cristiano. No servimos a un Dios distante y despreocupado que merodea por los cielos. Nuestro Dios baja y se ensucia junto a nosotros—o, como parafrasea Eugene Peterson en Juan 1:14, "El Verbo se hizo carne y sangre, y se instaló en el barrio".

Nuestro Dios lloró (y llora) con nosotros. Nuestro Dios se rio (y se ríe) con nosotros. Nuestro Dios murió y resucitó por nosotros. Dios está con nosotros porque también es nosotros.

Hoy, el hombre Jesucristo, nuestro Señor, está sentado en carne y hueso junto a Dios Padre cuidando de nosotros y escuchando nuestras oraciones. Me encanta la Navidad porque me recuerda la encarnación. Gracias a la encarnación de Cristo nunca estoy solo, ni en mis dudas más profundas ni en mis mayores alegrías. Emmanuel es Dios con nosotros.

Hoy, el hombre Jesucristo, nuestro Señor, está sentado en carne y hueso junto a Dios Padre cuidando de nosotros y escuchando nuestras oraciones. Me encanta la Navidad porque me recuerda la encarnación. Gracias a la encarnación de Cristo nunca estoy solo, ni en mis dudas más profundas ni en mis mayores alegrías. Emmanuel es Dios con nosotros.

En esta sección de The Banner durante este mes leerá varias historias sobre las oportunidades y la necesidad de ser voluntario en el ministerio. Servir como voluntario es tener la "actitud...como la de Cristo Jesús", que se encarnó. Ya sea que sirvamos a nuestras congregaciones como ancianos, diáconos, maestros de escuela dominical o ujieres; que sirvamos a la comunidad como ayudantes de cocina, tutores extraescolares, conductores de autobús o guardias de cruce peatonal; o que sirvamos a nuestra comunidad global mediante un viaje misionero o como voluntarios a largo plazo, nuestro servicio es una expresión concreta de la encarnación de nuestro Señor.

Cuando nuestro voluntariado emana de la perspectiva de Filipenses 2, asumimos los valores de humildad, servicio y amor propios de Cristo. Este es un hermoso regalo de Navidad. De hecho, es el regalo que sigue dando. Bendecimos a otros a través de nuestros servicios voluntarios, pero nosotros mismos también somos bendecidos. Como dijo Jesús en una ocasión: "Hay más dicha en dar que en recibir" (Hechos 20:35).

Que sean bendecidos en esta temporada navideña al recordar el amor encarnado de Dios expresado a través de un bebé en un pesebre y al expresar encarnadamente su gratitud por ello con todos quienes les rodean.

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