Skip to main content

“Debemos aprender a orar como si nuestras vidas dependieran de ella”. Fui impactado por estas palabras dichas años atrás por Moses Chung, entonces director de Home Missions, ahora director de Mission Innovation para Resonate. Aquellas palabras me han hecho ver que mi vida de oración no es tan ferviente como debería ser. Admito que me siento más cómodo haciendo análisis, planes estratégicos de cinco años, creando nuevas estructuras, y estudiando la Biblia  que con pasar una hora orando. Yo sé la extrema importancia de la oración a un nivel intelectual, pero en la práctica probablemente subestime su poder.

Es por eso que me impresionó la atmósfera del sínodo de oración este año. Hubo oraciones por el sínodo incluso antes de la reunión. Nuestros servicios de adoración que hicimos conjuntamente con el sínodo de la Iglesia Reformada de América se caracterizaron por tiempos de oración en grupos pequeños, así como mensajes en video asegurándonos que cristianos de la India, Nigeria, Brasil y Corea del Sur estaban orando por nuestros sínodos. Muchas veces, el sínodo detuvo su trabajo para orar por distintos asuntos. Vi personas orando en grupos más allá de estos tiempos organizados de oración. Personalmente estuve involucrado en cuatro momentos espontáneas orando por otros, y otros oraban por mí, en un pasillo, en una sala de oración, afuera en las veredas y en el estacionamiento de carros. Así que, no me sorprendió para nada escuchar al delegado Ray Dennis, Georgetown Classis, comentar que este fue el sínodo más pastoral que ha experimentado alguna vez. Yo también creo que esas oraciones nos unieron más.

El octubre pasado, escribí acerca de nuestra necesidad por una “nueva reforma” (Oct. 2017). Fue un llamado al avivamiento y renovación. Sugerí que tenemos que confiar más en Dios y menos en nuestras fuerzas e intelecto y pedí que nos inclináramos hacia el lado más flexible de nuestra herencia, el lado que está dispuesto a inquietarse con el Espíritu Santo, por el bien de la misión de Dios.

Ese sentimiento encuentra eco en el Informe del Consejo de Delegados al sínodo, Apéndice D: Lista de Recursos de Renovación de Iglesias, Plantación de Iglesias y Capacitación en Evangelismo:

“La primera… conclusión es simplemente que la renovación para el evangelismo y plantación de iglesias es un acto del Espíritu Santo y no la aplicación de “las herramientas correctas” por parte de los profesionales del ministerio… El Señor debe dar vida a los huesos secos de su iglesia (Eze. 37) y darle una pasión por el evangelismo y plantación de iglesias. Tal aliento de vida revitaliza a la iglesia de Cristo para la misión a través de encuentros de oración con el Espíritu Santo. La pregunta es, ¿lo deseamos? Dicho movimiento de renovación no será fácil en la cultura de nuestra iglesia actual”. (énfasis mío; Agenda para el Sínodo 2018, p.74).

Ya no pienso que el avivamiento comienza con el proceso correcto de nuestra teología ni el activismo social, por importantes que sean ambas. El avivamiento no comienza con nosotros de pie con nuestras Biblias en una mano y señales de protesta o tomos teológicos en la otra. No. El avivamiento comienza con nosotros humillados de rodillas orando por nuestras vidas, reconociendo que no podemos salvarnos a nosotros mismos o aún a nuestra denominación. Debido al sínodo de oración de este año, tengo esperanza por la ICR

We Are Counting on You

The Banner is more than a magazine; it’s a ministry that impacts lives and connects us all. Your gift helps provide this important denominational gathering space for every person and family in the CRC.

Give Now

X