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Necesitamos ampliar nuestras mentalidades predispuestas. Cuando pensamos en servir y ministrar a la gente, ¿nos imaginamos sirviendo a personas con discapacidades, a personas de diferentes culturas, a jóvenes y a ancianos?

Podía escuchar el dolor y la frustración en su voz mientras me contaba su historia. Al visitar una iglesia para el servicio de instalación de un pastor, Elizabeth Schultz sintió que no perteneció por completo al servicio  por causa de lo que dos personas no hicieron. Durante la Cena del Señor, cuando Schultz se adelantó en su silla de ruedas motorizada para recibir los elementos, los dos servidores no le dieron la bendición habitual: "El cuerpo de Cristo dado por ti; la sangre de Cristo derramada por ti." En vez de eso, se dio un silencio incómodo mientras le servían los elementos. Schultz se sintió excluida; todos los demás habían recibido esas palabras de bendición. Ella no pudo evitar preguntarse si otras personas con discapacidades han tenido experiencias similares allí o en otros lugares.

Sospecho que los servidores no estaban siendo descorteses intencionalmente, pero que  probablemente no estaban preparados y no estuvieron seguros de qué hacer. Por supuesto, esto plantea la pregunta de por qué no estarían seguros de cómo servir a una persona con discapacidades. Quizá esto demuestre cómo nuestras mentes están predispuestas hacia las personas típicamente capacitadas. Cuando los servidores se prepararon mentalmente para servir la Comunión, probablemente no se imaginaron ni estuvieron pensando sobre cómo servir a las personas con discapacidades. Para demasiados de nosotros, las personas con discapacidades a menudo son una ocurrencia tardía, y ser una ocurrencia secundaria es no pertenecer.

Este año, la Semana de la Discapacidad  (13-20 de octubre) celebra a los defensores de la discapacidad que "abogan, aconsejan y atestiguan la realidad venidera del reino de Dios, en donde todos pertenecen y todos sirven" (del sitio web de CRCNA Disability Concerns). Schultz también es una Defensora Regional de Discapacidades para Asuntos de Discapacidad, y ella abogó en este asunto. Me encontró y me contó su historia por el bien de todas las personas con discapacidades. Al tener yo una hija con síndrome de Down, simpatizo con sus preocupaciones.

Necesitamos ampliar nuestras mentalidades predispuestas. Cuando pensamos en servir y ministrar a la gente, ¿nos imaginamos sirviendo a personas con discapacidades, a personas de diferentes culturas, a jóvenes y a ancianos? Cuando escribimos un sermón, ¿para quién nos imaginamos que es el sermón? ¿Quiénes son nuestros participantes previstos cuando planeamos un servicio de adoración?

Cuando pensamos en las personas con discapacidades, deberíamos incluir a las personas con enfermedades mentales. Las enfermedades mentales pueden variar, desde el trastorno por déficit de atención e hiperactividad y los trastornos de ansiedad hasta la depresión y la demencia. La enfermedad mental es a menudo crónica y puede requerir medicamentos. Necesitamos eliminar el estigma que algunos cristianos le atribuyen a la enfermedad mental. Como con cualquier enfermedad, las personas con enfermedad mental necesitan ayuda y apoyo, no juicio. Cuando tenía depresión durante mis días universitarios, me aislaba en mi habitación y me sentaba a solas con mis pensamientos oscuros. Si no fuera por la gracia de Dios y el apoyo de mis amigos, no sé dónde estaría hoy.

Todos deben pertenecer porque el pertenecer al cuerpo de Cristo nos ayuda a crecer, individual y colectivamente, hacia la semejanza de Cristo. Admito que toma tiempo crecer y establecer nuevas predisposiciones mentales y nuevas prácticas en nuestras vidas personales y colectivas. Es por eso que necesitamos días o semanas de enfoque especial, como la Semana de la Discapacidad, para concientizarnos y entrenar nuestras mentes. Y es por eso que necesitamos que los defensores y promotores nos recuerden regularmente que debemos incluir plenamente a las personas con discapacidades.

Estoy orgulloso de la creciente conciencia en la ICR sobre los asuntos de discapacidad y las enfermedades mentales. Creo que es uno de los ministerios que hacemos bien en relación con otras denominaciones. Sigamos con el buen trabajo, porque el reino de Dios también es de quienes son como ellos.

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