Skip to main content
Debemos promover ideas, actitudes, comportamientos y una cultura que fomente la pertenencia y el amor hacia los demás y hacia Dios.

Cuando mi esposa estaba embarazada de nuestra tercera hija, nos dijeron que había un alto riesgo de que el bebé tuviera síndrome de Down. Nunca consideramos el aborto como una opción a causa de nuestra fe y deseo de seguir los caminos de Dios. Pero el miedo a lo desconocido y la tristeza de que nuestra hija no fuera "normal" se apoderó de nosotros. A pesar de todo, confiamos en la fuerza y gracia de Dios para sostenernos junto con la ayuda del pueblo de Dios. Nuestra hija con síndrome de Down tiene ahora 12 años, y damos gracias a Dios por su presencia en nuestras vidas.

Solía pensar que la Biblia enseña que la vida humana tiene dimensiones físicas y espirituales. La física termina cuando respiramos por última vez, y la espiritual durará para siempre en el infierno o en el cielo. Pensé que eso era todo lo que había que saber sobre el tema.

Hasta que aprendí que el pensamiento de los antiguos judíos sobre la Biblia tenía una visión más matizada y compleja de la vida. La Biblia ve la vida y la muerte en marcos relacionales y de pacto, no simplemente en marcos físicos y espirituales. Como explica el teólogo del Antiguo Testamento Walter Brueggemann, "La vida y la muerte no tienen que ver, desde una perspectiva bíblica, simplemente con el estado de la persona individual, sino con la relación entre la persona y la comunidad que identifica a esa persona.... la vida en la Biblia significa tener afinidad". Por el contrario, la muerte es estar falto de relaciones" (La Biblia Tiene Sentido, p.109).

La vida, en la Biblia, es tener afinidad. Se trata de pertenecer, en cuerpo y alma, a Dios, y en segundo lugar, de pertenecer a una comunidad. No hay vida genuina, bíblicamente hablando, sin comunidad, amor, pertenencia y relaciones.

El Catecismo de Heidelberg apunta en esta dirección cuando enseña que "al prohibir el asesinato, Dios nos enseña que odia la raíz del asesinato: la envidia, el odio, la ira, la venganza. A los ojos de Dios todas estas son formas disfrazadas de asesinato" (Q&A 106). Tiene sentido que estos pecados sean la raíz del asesinato si la vida es tener afinidad o estar interrelacionados; todos estos pecados destruyen las relaciones, destruyen el amor los unos por los otros. Por lo tanto, "Dios nos dice que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, que seamos pacientes, pacíficos, amables, misericordiosos y amigables… que lo protejamos del daño lo más que podamos y que hagamos el bien incluso a nuestros enemigos" (Q&A 107). El Catecismo nos enseña que el sexto mandamiento contra el asesinato va más allá de la prohibición de matar a alguien. Implica promover el amor al prójimo, incluso por nuestros enemigos.

Cuando entiendo la vida de esta manera, ser pro-vida adquiere un significado más amplio. Para ser pro-vida bíblicamente, en vez de pro-vida políticamente, debemos ser pro-relaciones, pro-pertenencia, pro-amor. Ser pro-vida es ser pro-amor. No podemos limitarnos a prevenir la matanza física de bebés. Debemos promover ideas, actitudes, comportamientos y una cultura que fomente la pertenencia y el amor hacia los demás y hacia Dios.

Por lo tanto, es inconsistente, incluso hipócrita, promover una agenda "pro-vida" a través de una retórica y métodos que son divisivos, que inducen a la indignación, que fomentan el odio y el miedo. Los fines no justifican los medios. Necesitamos promover los fines pro-vida a través de medios pro-vida y pro-amor. Sí, necesitamos ser pacientes, pacíficos, amables, misericordiosos y amistosos, incluso con los que están a favor del aborto, con los que podrían haber tenido un aborto, con los que podrían votar de manera diferente a nosotros.

Sigamos el ejemplo del Catecismo y prevengamos no sólo la muerte y el asesinato, sino que trabajemos igual de diligentemente en reducir las raíces del asesinato -envidia, odio, ira, venganza, todo lo que destruye el amor y las pertenencias- y promover el amor, la paciencia, la paz y la mansedumbre dentro de nosotros, entre nosotros y en nuestro mundo.

We Are Counting on You

The Banner is more than a magazine; it’s a ministry that impacts lives and connects us all. Your gift helps provide this important denominational gathering space for every person and family in the CRC.

Give Now

X