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Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! —Ec. 4:9-10

El año pasado, mi esposa, Freida, y yo celebramos 40 años de matrimonio. A lo largo de estas décadas, ambos abrazamos plenamente el mandato de Dios de amarlo y obedecimos su llamado al ministerio. Trabajar hombro a hombro colaborando para la gloria de Dios nos permitió fortalecernos y edificarnos en el amor. La Biblia está repleta de ejemplos de asociaciones y de exhortaciones a trabajar juntos en todas las cosas. Para Freida y para mí, nuestra vida es mejor porque la vivimos juntos.

Sé que no todos los lectores de The Banner están casados. Sin embargo, oro por que todos ustedes hayan experimentado esta lección de colaboración en sus vidas. Ya sea que fuese con miembros de familia, cohabitantes, amigos o colegas, espero que hayan tenido la bendición de poder compartir sus cargas con otro, de contar con un compañero con quien afrontar algo desafiante, y de haber tenido a alguien con quien celebrar los éxitos.

Considero que se aplican estas mismas lecciones a nuestras familias eclesiásticas. De hecho, creo que es una de las razones clave por las que la Biblia insta a los cristianos a "no dejar de reunirse". Nuestras iglesias son espacios en donde adoramos, nos discipulamos mutuamente, nos disciplinamos unos a otros, y discernimos la voluntad de Dios. Aunque nuestra fe individual es importante, nuestra membresía en el cuerpo de Cristo también es esencial.

Una forma en que la Iglesia Cristiana Reformada de Norte América vive este principio es a través de un programa innovador conocido como "cuotas ministeriales". A lo largo de los años, a medida que nuestra denominación reconocía ciertas necesidades o identificaba diferentes prioridades, decidimos iniciar ministerios juntos como una forma de trabajar en colaboración. Financiamos estas iniciativas, ya sea que estén relacionadas con las misiones globales, el currículo de la escuela dominical, la capacitación de pastores o cualquier otro ministerio de la ICRNA, al juntar nuestros recursos. 

De esta manera, ninguna persona o iglesia necesita cubrir la totalidad de gastos de cualquier ministerio. Al mismo tiempo, cada miembro de cada iglesia en la ICRNA es capaz de decir que estos ministerios forman parte de cómo ellos, individualmente, están viviendo su fe.

En estas páginas se encuentran algunos ejemplos de cuotas ministeriales en funcionamiento. Con fin de contar las historias de forma divertida e interesante, hemos decidido compartirlas en forma de novela gráfica, pero ésta muestra ministerios muy reales llevándose a cabo en todo el mundo gracias a un apoyo como el suyo. Gracias por ser parte de esta colaboración.

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