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Una encuesta de LifeWay Research del 2018 mostró que más de la mitad (57%) de los protestantes menores a los 50 años prefieren asistir a una iglesia en donde la gente comparta sus opiniones políticas, y que el 57% de los evangélicos pertenecen a iglesias políticamente afines. Scott McConnell, el director ejecutivo de LifeWay Research, concluye que, "como muchos lugares en EEUU, las iglesias están divididas por la política".

Al mismo tiempo, según Pew Research, mientras están aumentando los matrimonios interreligiosos en los Estados Unidos, los matrimonios interpolíticos son muy raros. En otras palabras, las diferencias políticas son de mayor barrera en las relaciones que las diferencias religiosas.

Esta creciente polarización política en los Estados Unidos y Canadá no es simplemente una diferencia ideológica. Las encuestas muestran que las personas de diferentes grupos políticos (tribus) en verdad sienten disgusto y desconfianza los unos de otros.

Los cristianos norteamericanos están en peligro de tribalismo político. El tribalismo político es donde la lealtad a la tribu política es más importante que la lealtad a cualquier otra cosa. Significa que los miembros de la tribu harán todo lo posible por defender al líder de su tribu, ya sea Trump u Obama, de cualquier crítica u ofensas, independientemente de los hechos. Tribalismo significa que la tribu nunca cede ni una sola pulgada a otras tribus. Es una mentalidad de "nosotros contra ellos", donde "ellos" son vistos como moralmente sospechosos y moralmente peligrosos mientras que "nosotros" son santos en comparación.

El tribalismo político tiene que ver con las identidades y, por lo tanto, está profundamente arraigado en las emociones. Es por esto que los argumentos políticos de hoy en día a menudo se desmoronan en indignación y hostilidad: la gente siente como si sus identidades estuvieran siendo atacadas cuando su política es atacada.

Como ciudadano canadiense, no estoy comprometido con ningún lado de la política de EE.UU. No soy miembro de ningún partido político y he votado caso por caso. Incluso he votado de forma independiente en el pasado. Es un triste testimonio sobre nuestros tiempos que incluso pensé que era necesario aclarar esto por el bien de mi credibilidad.

Como pastor, necesito pedir a los cristianos que se alejen del tribalismo político. Nuestra identidad no está arraigada en nuestra política. Nuestra identidad está arraigada en Cristo. Nuestra máxima lealtad es a nuestro Señor Jesucristo. Nuestra lucha no es contra "carne y sangre" sino contra las fuerzas espirituales del mal que atraviesan todo corazón humano y toda tribu (Ef. 6:12).

El tribalismo se caracteriza por la disensión y las facciones, parte de las "obras de la carne" contra las cual nos advierte el apóstol Pablo, diciendo que "los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios" (Gal. 5:19-21). El tribalismo es un enemigo de nuestra fe.

Alinear a la iglesia con un partido político siempre compromete su misión y su testimonio. Estoy de acuerdo con la evaluación de James Davison Hunter en su libro To Change the World (Para Cambiar al Mundo) de que tanto los así llamados cristianos americanos progresistas como los conservadores se han alineado demasiado cercanamente con los partidos Demócrata y Republicano, respectivamente. Ambos están siendo utilizados por los partidos políticos para beneficiar sus propios planes.

Como David Koyzis señala en su artículo, toda visión política actual - liberalismo, conservadurismo, socialismo - tiene sus raíces en la idolatría. No podemos alinear nuestra fe con ningún partido político aunque nos inclinemos hacia ciertas visiones políticas. Si seguir a Jesús nunca le lleva a un conflicto con su tribu política, entonces quizás haya subordinado a Jesús a su política sin darse cuenta.

Como primer paso para poder desintoxicarnos del tribalismo político, ¿podemos amar a nuestros enemigos políticos y orar por ellos? ¿Podemos regularmente, al menos semanalmente, orar por el bienestar del otro? ¿Y podemos luego entonces ver a los cristianos políticamente diferentes no como a "ellos" sino como "nosotros", como compañeros seguidores de Cristo y conciudadanos del reino de Dios? ¿Y podemos entonces encontrar aún más pasos para dar juntos?

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