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Creo que la transformación interior que todos necesitamos surge primero de una profunda experiencia del amor de Dios por nosotros.

Escribo esto apenas unos días después de que Rusia invadiera Ucrania. No sé qué aspecto habrá tomado la guerra para cuando lean esto. Me tocó dirigir la oración de la congregación en la iglesia el domingo después de la invasión. Por supuesto, oré por la paz. Pero no me limité a orar por un alto al fuego.

Escribo esto apenas unos días después de que Rusia invadiera Ucrania. No sé qué aspecto habrá tomado la guerra para cuando lean esto. Me tocó dirigir la oración de la congregación en la iglesia el domingo después de la invasión. Por supuesto, oré por la paz. Pero no me limité a orar por un alto al fuego.

La paz verdadera requiere la transformación de los corazones y de las relaciones. Ese domingo oré pidiendo que Dios transformara los corazones de los "belicistas ávidos de poder", convirtiendo sus corazones de piedra en corazones de carne, para que pasaran de la guerra al amor, de la violencia a la misericordia, del poder a la justicia.

Según David Bailey, la creación y establecimiento de la paz forma parte de nuestra vocación espiritual cristiana. Su artículo "La polarización como problema espiritual" (p. 32) es el tercero de nuestra serie "Buscando el Shalom en medio de la polarización" en colaboración con The Colossian Forum. Bailey nos recuerda que establecer la paz no es algo opcional para los cristianos.

Bailey no se refiere a las guerras entre naciones, sino a los conflictos polarizados entre cristianos. Sabemos que tenemos nuestras propias batallas en la Iglesia Cristiana Reformada. Si la paz verdadera proviene de la transformación de los corazones y las relaciones, y no de la coerción y el control externos, entonces nuestro establecimiento de paz como cristianos debe ser de carácter transformador.

Romanos 12:2 dice: "No se conformen a este mundo, sino sean transformados mediante la renovación de su mente". Fíjense que no dice "sino que sean conformados al modelo de la iglesia". No es sustituir un tipo de conformidad por otra (progresista o conservadora). El conformismo se centra en el cumplimiento de reglas y normas provocadas por el control y la coacción. La transformación, sin embargo, es mucho más radical y holística, e incluye un cambio interno que luego se externa.

¿Se centran las prácticas y actitudes por defecto de nuestra iglesia en la conformidad o en la transformación? ¿Cuál fomentará la paz verdadera y cuál fomentará más polarización? Por supuesto, es posible que todavía se necesite cierto nivel de conformidad, pero en última instancia, ¿está Jesús interesado en la conformidad o en la transformación?

No creo que el conformismo exterior conduzca a la transformación interior. Renovar nuestras mentes requiere más que simplemente cambiar un conjunto de ideas y creencias por otro. El uso que hace el apóstol Pablo de la palabra griega antigua original para "mente" en Romanos 12:2 tiene más bien el sentido de una "disposición... una orientación interior o actitud moral" (Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, p. 637). No es nuestra idea occidental de "mente" como racionalidad. Es más bien la renovación de nuestras brújulas espirituales y morales.

En última instancia, creo que la transformación interior que todos necesitamos surge primero de una profunda experiencia del amor de Dios por nosotros. Esta experiencia de ser amados por Dios nos lleva a la fe y al cambio. Y necesitamos al pueblo de Dios para canalizar el amor de Dios.

Al celebrar esta próxima Semana Santa, pido que experimentemos el amor de Dios por nosotros y que seamos transformados interiormente, convirtiéndonos en agentes de creación y establecimiento de paz de Dios.

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