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Al comienzo de un año nuevo, comparo las promesas de Dios a pasamanos: ellas proporcionan una sensación de seguridad, dándonos algo a que aferrarnos cuando tropezamos además de marcar el camino a seguir en el camino que Dios ha trazado para nosotros.

Estas promesas son eternas e infalibles. Los "pasamanos" de Dios han estado con nosotros en el pasado, están con nosotros ahora, y estarán con nosotros mientras seguimos a Dios hacía el futuro. Ya sea que nos aferremos fuertemente en tiempos difíciles o casi nada mientras corremos al ritmo del Espíritu, sus promesas guiarán nuestro viaje por el sendero.

La voluntad de Dios para nuestras vidas es que no nos desviemos de su camino hacia el caprichoso y caótico vacío que nos rodea. Como nos recuerda el testimonio contemporáneo Nuestro Mundo le Pertenece a Dios, vivimos en un mundo donde "Satanás y sus fuerzas malvadas buscan a quién esparcir y aislar, pero Dios, por su elección misericordiosa en Cristo, reúne una nueva comunidad—aquellos que por medio del regalo de Dios ponen su confianza en Cristo".

Es a través de esta nueva comunidad que Dios cumple sus promesas, y se convierte en una parte de los pasamanos que nos guían. Así que cuando miro hacia el nuevo año con la seguridad de las promesas de Dios, también veo a la nueva comunidad. Al ver lo que Dios ha estado haciendo y en qué se enfoca actualmente, puedo echar un vistazo al futuro.

A veces me preocupa las tendencias que veo en nuestro mundo, como la disminución de la participación en la iglesia en América del Norte. El Sínodo 2017 llamó nuestra atención sobre el tema y nos pidió que nos volviéramos más instruidos en la plantación de nuevas iglesias.

Cuando miro alrededor de la nueva comunidad, lo que veo me da esperanza. Me siento animado por personas como el reverendo Jose Rayas en Valley Ridge Community Church en Socorro, Texas, mientras él y otros se dedican a la plantación de iglesias y el desarrollo comunitario a lo largo de la frontera sur de los Estados Unidos. Y me siento alentado por el Reverendo John Bouwers en la Iglesia Crosstowne en Milton, Ontario, donde está difundiendo la visión de la plantación de iglesias en el este de Canadá a través de un emergente Instituto de Plantación de Iglesias.

El camino que tenemos por delante incluye muchos ejemplos como estos, y creo que una parte de la nueva comunidad de Cristo—la Iglesia Cristiana Reformada (ICR)—está avanzando fielmente hacia el futuro que Dios tiene preparado para nosotros.

Mirando más lejos, me pregunto cómo podemos expresar más completamente nuestra unidad en Cristo con los compañeros ecuménicos. Varios delegados del éste de África asistieron al Sínodo 2017, y se quedaron después para consultar con la ICR y los líderes de la iglesia afiliados a la ICR. Para muchos de estos socios ecuménicos, su número creciente de congregaciones está superando la cantidad de líderes pastorales que pueden producir.

Me alienta que el Instituto Timoteo para la Capacitación de Líderes, una organización intimamente afiliada con la Iglesia Cristiana Reformada que se asentó en África en la década de 1990 y se ha desarrollado rápidamente en todo el mundo, y Dios lo está usando poderosamente en muchos de esos lugares. Creo que esta parte de la nueva comunidad de Cristo—la ICR— responderá fielmente con esta y otras formas de ayudar en el desarrollo pastoral contextualizado en cada situación.

Estos son solo algunos ejemplos de mi parte. A usted, te desafío a nombrar sus propios miedos y ansiedades, luego mirar a su alrededor para encontrar los pasamanos que las promesas de Dios ofrecen en su nueva comunidad. Agárrese y dé un paso adelante con el Espíritu. Y recuerde esta oración atribuida a San Patricio:

Cristo conmigo, Cristo delante de mí, Cristo detrás de mí,

   Cristo en mí, Cristo debajo de mí, Cristo encima de mí,

   Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda,

   Cristo donde me acuesto, Cristo donde me siento, Cristo donde me levanto,

   Cristo en el corazón de todos los que piensan en mí,

   Cristo en la boca de todos los que me hablan,

   Cristo en cada ojo que me ve,

   Cristo en cada oído que me escucha.

   La salvación es del Señor

   La salvación es de Cristo

   Que tu salvación, Señor, esté siempre con nosotros.

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