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No es necesario que temamos un intercambio de ideas justo y abierto, ya que es probable que la verdad salga victoriosa.

En el esfuerzo por ser un foro imparcial para las diversas perspectivas de la denominación, reconozco que no todos estarán contentos con algunas de las opiniones que permito llegar a la mesa.

Gracias a todos los que hicieron donativos durante este año a nuestra campaña de recaudación de fondos. Al momento de escribir este artículo, hemos recibido más de $420,000, haciendo que éste sea el cuarto año consecutivo en el cual hemos recaudado más de $400,000. Su generoso apoyo es asombroso, especialmente porque el 2020 fue un año de pandemia con recesiones económicas. Estamos sumamente agradecidos por su enorme apoyo.

Este apoyo refleja el gran número de lectores—69.7%—que expresaron estar "satisfechos" con nosotros en nuestra encuesta de lectores de 2020. Considero esto como una señal general de aprobación de lo que estamos haciendo en The Banner. Nunca podemos complacer a todos, por supuesto, pero es grato saber que nuestros

Francamente, algunos días necesito ese ánimo. En el esfuerzo por ser un foro imparcial para las diversas perspectivas de la denominación, reconozco que no todos estarán contentos con algunas de las opiniones que permito llegar a la mesa. Por ejemplo, muchas personas, en su mayoría aquellas que afirman el matrimonio entre parejas del mismo sexo, se molestaron por el artículo " Cómo mejor apoyar a personas LGBTQ+" (junio de 2020). Por otro lado, recibí muchas cartas de lectores enojados partidarios del punto de vista tradicional después de nuestro artículo de noviembre sobre "Relaciones entre personas del mismo sexo y la ICR", a pesar de que éste era un artículo equilibrado que presentaba voces de ambos lados. Destacaron dos cartas en particular. Ambas provinieron de miembros de largo tiempo de la Iglesia Cristiana Reformada que se sintieron tan ofendidos por el artículo que pidieron cancelar sus envíos de The Banner. Pero he aquí el asunto: uno de los lectores apoyaba la visión tradicional mientras que el otro afirmaba el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ninguno de los dos lados estaba complacido con el mismo artículo.

Afortunadamente, también recibí respuestas positivas al artículo. Un lector tradicionalista nos agradeció por presentar las opiniones discrepantes y escribió: "Siento que ahora puedo entender mejor los argumentos de ambos lados y a las personas detrás de estos argumentos".

El poeta cristiano del siglo XVII, John Milton, una vez argumentó contra la censura: "Deja que (la verdad) y la falsedad se enfrenten; ¿quién jamás ha visto que la verdad sufra mal en un encuentro libre y abierto?" (Areopagitica). Es decir, no es necesario que temamos un intercambio de ideas justo y abierto, ya que es probable que la verdad salga victoriosa.

Cuando fui pastor universitario, organizaba una discusión abierta semanal para estudiantes en donde "ningún tema era tabú". Asistían cristianos, ateos y gente de otras religiones y ellos compartían sus ideas y preguntas. Todos contaban con voz por igual en este foro. Era un diálogo, no un debate. No permitía ninguna palabra dura o tono hostil. Llegaban varios no-cristianos, incluso ex-cristianos, quienes no sólo volvían cada semana sino que invitaban a sus amigos no cristianos a asistir.

En lugar de controlar la discusión, confié en la guía del Espíritu Santo para que las verdades bíblicas compartidas se arraigaran en medio de otros puntos de vista. Claro, me incomodaron algunas de las opiniones compartidas. Pero confié en que al final la verdad de Dios resonaría más con la gente. Los cristianos crecieron su fe porque aprendieron a responder por sus creencias. Los no cristianos aprendieron más sobre el cristianismo y la Biblia en un ambiente seguro, sin amenazas ni censura. Un estudiante ex-cristiano una vez comentó que a lo mejor el seguiría siendo cristiano si su pastor de jóvenes hubiese sido tan paciente como yo con sus preguntas difíciles.

Trato de cumplir mi papel de editor aquí con esa misma postura. Creo que el Espíritu de la verdad de Dios (Juan 16:13) nos guiará mientras buscamos la verdad humildemente entre las diversas opiniones.

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